

PRODUCCION
Dos grandes zonas productivas se documentan en el panorama hispano adscritas a las provinciae de la Baetica y la Tarraconenis. En la Baetica el complejo alfarero, hasta el momento, más significativo en cuanto a volumen productivo y comercial es el vinculado a la antigua ciudad de Isturgi (Los Villares de Andújar, Jaén). En la Tarraconensis el eje principal es el complejo de Tritium Magallum. Cada zona, a su vez, comprende una serie de alfares.
ALFARES DE LA PROVINCIA BAETICA
Cronológicamente el descubrimiento de los primeros alfares en el sur peninsular aconteció en la década de los años sesenta del siglo XX en la actual ciudad de Granada, en el denominado Cercado Alto de Cartuja. Fue dado a conocer por M. Sotomayor quién realizó una serie de intervenciones que le permitieron exhumar doce hornos, en uno de los cuales –el horno 2– se elaboraron manufacturas en sigillata hispánica. Junto a la zona de combustión se documentaron otros elementos constitutivos de las estructuras físicas de producción, en concreto, la zona de preparación y almacenaje de la materia prima así como la zona de vertido.
El comienzo de la década de los años setenta vendría marcada por el descubrimiento por parte de M. Sotomayor del complejo alfarero de Los Villares de Andújar vinculado a la antigua ciudad de Isturgi. Desde que el yacimiento fue presentado en 1971 en el XII Congreso Nacional de Arqueología no se ha dejado de investigar. El barrio artesanal ocupa varias parcelas situadas a unos 5 km al este de Andújar, a 1 km al oeste de Los Villares, cerca del segundo meandro del Guadalquivir y del arroyo de Martingordo. Actualmente se conocen parte de sus estructuras físicas de producción de la que se han recuperado la zona de vertido con unos potentes vertederos no excavados en su totalidad. Igualemente, se ha documentado el área de captación de la materia prima con cuatro posibles zonas de extracción de arcilla para la elaboración de distintas clases cerámicas y la zona de cocción de la que se han exhumado hasta el momento tan sólo cinco hornos de planta circular y estamos a la espera de excavar otras dos estructuras de combustión.
La década de los años ochenta fue muy fructífera con la recuperación cuatro nuevos centros productores, uno en la actual ciudad de Granada y tres en la zona malagueña. En 1981 se recuperaron en Alameda una serie de materiales que permitieron a E. Serrano considerar la posibilidad de un alfar. Dos años después se produciría un nuevo hallazgo por parte de M. Sotomayor, esta vez en la ciudad de Granada, en el denominado Carmen de la Muralla ubicado en el barrio del Albaicín, en pleno centro de la antigua Iliberri. De este alfar se pudieron documentar dos hornos, en uno de los cuales se elaboraron productos en terra sigillata hispánica y del que sólo se pudo constatar parte de las dimensiones de su cámara de cocción –ya que fue destruido parcialmente por la construcción posterior de un torreón árabe exento.
De nuevo los descubrimientos se dirigían a la provincia de Málaga con la constatación de dos alfares por parte de E. Serrano, uno hallado en 1985 conocido como talleres de Singilia Barba o también del Castillón y, otro en 1988 relacionado con la antigua Antikaria denominado asimismo alfar de Santa María o la Colegiata de Antequera. De ninguno de los tres centros malagueños se exhumaron elementos relacionados con las estructuras físicas de producción, salvo los correspondientes niveles del área de vertido. Habría que esperar a principios de la década de los años 90 para que E. Serrano evidenciase un nuevo taller ubicado en Teba también conocido como alfar de la Fábrica del que recuperó un horno de planta casi circular destinado a manufacturas de terra sigillata hispánica.
ALFARES ISTURGITANOS
De todos los complejos alfareros de la Baetica es el que ha proporcionado una mayor información tanto desde el punto de vista cronotipológico como del funcionamiento de sus estructuras de producción y comercialización. Los alfares isturgitanos elaboraron una variedad importante de productos cerámicos (cerámica tipo Peñaflor, cerámica común romana con sus variantes, cerámica pintada de tradición ibérica, cerámica de paredes finas, cerámica de engobe interno rojo pompeyano, lucernas, elementos de telar, terra sigillata hispánica). La terra sigillata hispánica irrumpe en el complejo artesanal isturgitano con tal fuerza que acaba desplazando, en cuanto a volumen productivo se refiere, a las clases cerámicas que se producían antes de su aparición. Su análisis ha permitido el establecimiento de una secuencia cronológica para estos alfares. En este sentido, fue importante la interpretación de tres cúmulos documentados en el vertedero explorado del corte 14 en la campaña de 1974 así como los vertederos de los cortes 21 a 24 y 26 a 28 correspondientes a las campañas de 1981 y 1982, donde se documentaron una serie de importaciones que permitieron unas puntualizaciones cronológicas referidas a la actividad inicial del alfar. Todo ello permitió la posterior elaboración de una primera propuesta cronológica en base a tres generaciones de alfareros productores de terra sigillata hispánica, que se va perfilando conforme se avanza en el conocimiento del complejo artesanal.
Tres momentos productivos cada uno con sus propias peculiaridades (épocas Julio-Claudia, Flavia y siglo II respectivamente). En los inicios productivos se observa la coexistencia de dos calidades diferentes en el producto resultante de la elaboración de las sigillatae, alfareros que dominan la técnica frente a otros que la están aprendiendo. Si son alfareros procedentes del exterior e incluso si son los propios artesanos isturgitanos que se desplazan para aprender esa técnica, es imposible de precisar. Es una generación cuyos productos son de buena calidad con una importante variedad tipológica y ornamental. Se han documentado siete officinae, que firman los productos lisos C.P.F, CVDAS, MS, M.S.F, M.S.M , OPTATVS y TITVS OPPIVS— y ocho talleres signan los ejemplares decorados —C.P.F, CVDAS, M.S.M, M.T.F, OP, Q.S.P, QVARTIO, y TITVS OPPIVS— de las cuales tres son alfareros puente entre la primera y segunda generación de fabricantes de terra sigillata hispánica —MS, Q.S.P y TITVS OPPIVS. Esta exigüidad de marcas de alfareros es debida en esta primera etapa a la existencia de una jerarquización de officinae en torno a una principal —M.S.M. Esta situación cambia paulatinamente en la segunda generación de alfareros-época flavia— con una proliferación de officinae alusivas a fabricantes de moldes —A, CAP, DAI?, IAAE, L.C.A, LMF, P, P.N.V, (...)AF, TITI OPPI y marcas anepigráficas—, fabricantes de vasos lisos —A, AA, AHE, CA, CAA, CAH, CL, DACI, GAA, G.CL, G.I.C., GITR, IC, LA, LC, LCA, LIA, LPF, MA, MC, MCF, MOV, MPF, NA, P, PE, PES, PF, PM, PT,PTF, TIF, TITIVS OPPIVS, VD, VS— y ausencia por el momento de vasos decorados portando su correspondiente sigillum. Conviene precisar que de todas las officinae tan sólo TITIVS fabrica productos lisos decorados y moldes, si bien es un alfarero puente entre el final de la primera etapa y los primeros momentos de la segunda generación. La tercera generación — siglo II— se caracteriza por la presencia de marcas de entalle en algunos ejemplares lisos y ausencia, hasta el momento, de ejemplares decorados rubricados.
En líneas generales, un auténtico universo tipológico y ornamental se plasma en las manufacturas de las diferentes officinae isturgitanas conocidas o no, que desarrollaron su trabajo a lo largo de la vida productiva del alfar. El repertorio liso se caracteriza por una importante variedad representado por las formas hispánicas 2, 4, 7, 8, 13, 15/17, 16, 18, 19, 21, 24/25, 27, 30, 35/36, 37, 39, 44, 46, 57, 59, 69, 72; formas hispáncias Aj. 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12 y 13; formas buriladas hispánicas 29, 30, 37 y Aj. 1; variantes forma 15/17, Ludowici Tb y 44, sin olvidar formas que imitan repertorio ibérico e imitaciones de sigillata africana pero al modo hispánico (forma Hayes 8A). El prontuario decorado es más limitado documentándose las formas hispánicas 13, 20, 29, 30, 37, 40, Aj.1 y Aj. 14 así como un número importante de estilos anónimos.
ALFARES GRANADINOS
Vinculados a la antigua ciudad de Iliberri se han recuperado dos núcleos alfareros que elaboraron productos en terra sigillata hispánica. Ambos muestran en sus comienzos una nítida vinculación con los alfares isturgitanos patente tanto en el repertorio tipológico como en la sintaxis compositiva y en los sigilla constatados. En el estado actual de la investigación no podemos determinar su grado de dependencia y, por tanto, si ejercerían o no como sucursales de Los Villares de Andújar en sentido estricto. Desde el punto de vista de su implantación el primero se ubicó en el Carmen de la Muralla, en el barrio del Albaicín en pleno corazón de la ciudad de Iliberri, mientras que el segundo se situó en la zona de Cartuja, en terrenos actuales de la Universidad de Granada y alejado un poco del núcleo romano.
El alfar del Carmen de la Muralla
En este alfar se produjeron materiales de construcción así como ejemplares en cerámica común romana y en terra sigillata hispánica. Una gran calidad de pasta y barniz caracterizan a algunos de estos ejemplares de sigillata hispánica. El repertorio tipológico no es muy extenso con las formas lisas hispánicas 2, 4, 7, 15/17, 24/25, 27, 35/36, 44, 59, 72 y 81. A estas, se añaden formas propias de este alfar granadino que se han denominado hispánicas Gr.1 y Gr.2. Junto a las típicas formas buriladas hispánicas Aj. 1, 29 y 37 se documenta dicho recurso decorativo sobre algunas manufacturas lisas (hispánica 4, 7 y 24/25). Asimismo, se utiliza la barbotina como técnica ornamental mediante hojas de agua, perlas, mamelones o lengüetas sobre las formas hispánicas 2 y 35/36. Ambos recursos –burilado y barbotina- se han plasmado conjuntamente en una pieza de una gran calidad que recuerda los productos julio-claudios isturgitanos. Otra concomitancia con estos talleres la constituye la reproducción en terra sigillata hispánica de formas de cerámica de paredes finas y la mímesis de la forma decorada hispánica Aj. 1. El prontuario decorado está compuesto por las formas Aj. 1, 29 y 37. En las manufacturas se observa la simultaneidad de dos facturas diferentes, una de buena calidad frente a otra de apariencia muy tosca que provoca la sensación de ser los primeros tanteos en el aprendizaje de la técnica de fabricación de vasos decorado. Son ceramistas que aprenden de otros considerados “maestros”; esta coexistencia, asimismo, se documentó en los alfares isturgitanos en los primeros momentos productivos. Junto a determinadas sintaxis compositivas que nos remiten a ejemplares isturgitanos, se ha detectado una variación de una marca alusiva a un fabricante de molde isturgitano L.M.F, que en el alfar del Carmen de la Muralla firma bajo la fórmula de L.M.F.F sobre cuyo significado se han emitido varias interpretaciones.
Este alfar estuvo en activo durante un corto periodo de tiempo ya que su implantación tuvo lugar en momentos avanzados de época julio-claudia o muy a comienzos de la etapa flavia con una perduración hasta la instauración definitiva del artesanado cerámico en la actual zona de Cartuja, conviviendo ambos núcleos alfareros durante un reducido espacio temporal. Desde el punto de vista cronológico la implantación de los alfares granadinos coincide con la etapa de máxima expansión del complejo isturgitano.
Alfar romano de Cartuja
En este alfar cartujano se elaboraron cerámicas comunes, cerámicas engobadas, materiales de construcción y terra sigillata hispánica. De las producciones salidas de este centro alfarero serán la terra sigillata hispánica y algunas cerámicas engobadas las que ofrecerán un evidente paralelismo con el complejo isturgitano. La arcilla empleada en la elaboración de estos vasos comparte la misma zona de captación que el alfar del Carmen de la Muralla, ubicada en torno al río Beiro, si bien pastas y barnices muestran peor calidad en los ejemplares cartujanos.
El prontuario está constituido por las formas hispánicas 2, 4, 7, 13, 14, 15/17, 20, 24/25, 27, 44 y 81- así como por ejemplares de las formas 29 y 37 sobre los que se aplica la técnica del burilamiento. Inicialmente a la clasificación decorada se adscribía solamente la forma hispánica 37. Ahora bien la documentación, con posterioridad, de una forma típica de Los Villares de Andújar denominada primero como forma Decorada Hemisférica y después como forma hispánica Aj. 1 ha permitido su identificación en los alfares cartujanos, si bien en su aspecto evolucionado, lo que ha permitido situar la fecha de inicio de su funcionamiento en momentos no muy avanzados del siglo I. En general todos los influjos isturgitanos permiten una aproximación cronológica para los alfares cartujanos. En este sentido, las formas Aj. 1 evolucionadas así como determinados esquemas compositivos relacionados con talleres de la primera generación isturgitana (M.S.M., QVARTIO) indican momentos no muy avanzados de la segunda mitad del siglo para el inicio de su actividad productiva aunque su pleno funcionamiento debe establecerse en torno al tercer cuarto del siglo I, avalado por la sigillata gala recuperada y por las marcas EX OF CA y L.M.F.F, adscritas a officinae de la segunda generación de productores de Los Villares de Andújar. A pesar de contar con pocos datos, su extinción podría situarse en torno a mediados del siglo II.
ALFARES MALAGUEÑOS
Hasta el presente cuatro alfares productores de terra sigillata hispánica se han descubierto en la provincia de Málaga. Una serie de influjos recíprocos se observan en algunos elementos de sus manufacturas que hacen pensar en una interacción entre los talleres malacitanos así como granadinos e isturgitanos en determinados momentos de su vida productiva. Asimismo, todos coinciden en su periodo de actividad situado entre mediados del siglo I hasta mediados de la siguiente centuria.
El alfar de Alameda
Estos alfares se han estimado en base a una serie de materiales, algunos con defecto de cocción así como moldes, exhumados en varias actuaciones arqueológicas en el casco urbano de Alameda. Por el momento sólo podemos precisar que elaboraban terra sigillata hispánica, cuyas características físicas parecen diferentes a los restantes alfares malagueños. Ni en los productos lisos pertenecientes a las formas hispánicas 4/5, 13, 15/17, 24/25, 27 y 35/36, formas hispánicas buriladas 29 y 37- ni en la forma hispánica 37 decorada se ha documentado ningún tipo de sigillum.
El alfar de Singilia Barba
Vinculado al núcleo de Singilia Barba se ha documentado un complejo alfarero destinado a la elaboración de productos en terra sigillata hispánica y en cerámica común con la identificación de tres tipos de arcilla en la fabricación de sus ejemplares. El repertorio tipológico singiliense es más variado en relación con el resto de alfares malagueños. El prontuario liso comprende las formas hispánicas 2, 4, 7, 13, 15/17, 19, 21, 22, 24/25, 27, 30, 35/36, 39, 44, 57 y 59 mientras que el decorado está representado por las formas hispánicas 29, 37 y Aj.1. Al igual que en los restantes talleres béticos se han elaborado una serie de ejemplares a cuyo cuerpo se le aplica la técnica del burilamiento como recurso decorativo plasmado sobre las formas hispánicas 29, 30 y 37. Dos officinae singilienses que firman como TITI OPPI y L.M.F.F han dejado constancia de su trabajo sobre fondo interno de los vasos lisos a la par que se ha documentado la marca de un productor de molde –L.M.F. Sigilla todos ellos conocidos en los alfares béticos tanto isturgitanos –TITI OPPI y L.M.F- como granadinos –L.M.F.F. Se observa en algunos ejemplares una corriente de influencias tanto en determinados aspectos formales como en ciertas sintaxis y técnicas decorativas. Sin duda de todos los alfares malagueños, éste muestra una mayor reciprocidad con los talleres isturgitanos y granadinos a la par que parece influir en los alfares del área malagueña imprimiendo su sello personal en ciertas técnicas ornamentales realizadas como recurso decorativo sobre determinadas formas lisas –formas hispánicas 4/5 y 35/36.
El alfar de Antikaria
En el casco histórico de Antequera se ha documentado un alfar que elaboró ejemplares en terra sigillata hispánica y en cerámica común. Si bien es mencionado con el nombre del núcleo al que se adscribía, en ocasiones se designa como alfar de Santa María de Antequera e incluso como alfar de La Colegiata. Los vasos en terra sigillata hispánica muestran una pasta de dureza y tonalidad semejante a los productos singilienses. Una reducida tipología caracteriza a las manufacturas antikarienses con pocas formas del repertorio liso –hispánicas 4/5, 15/17, 24/25, 27- y decorado –hispánicas 37 y Aj.1 evolucionada. Al igual que el resto de talleres béticos se elaboraron formas buriladas hispánicas 29 y 37. El material recuperado no aporta muchas precisiones aparte de matizaciones cronotipológicas y de influjos recíprocos entre alfares.
El alfar de Teba
Conocido también como alfar de La Fábrica sus talleres elaboraron productos en cerámica común y en terra sigillata hispánica. El variado repertorio liso con formas hispánicas 4, 7 13, 15/17, 24/25, 27, 35/36, 44, 46 y 57- al que se adscriben vasos burilados de las formas hispánicas 29 y 37, contrasta sensiblemente con el prontuario decorado materializado por la forma hispánica 37. Asimismo, se manifiesta cierta reciprocidad con los restantes alfares béticos en determinados aspectos formales y recursos ornamentales.
ALFARES DE LA PROVINCIA TARRACONENSIS
ALFARES DE TRITIVM MAGALLVM
En elaboración
ALFARES DEL CONVENTVS CAESARAUGVSTANVS
El alfar de San Soto (Santo Domingo de la Calzada)
Alfar situado a 4 km de Libia ( Herramélluri, La Rioja) y tan solo a 22 km de Tritium. Tan solo contamos con numerosos moldes recuperadas en prospección, principalmente para elaborar ejemplares de las formas hispánicas 39 y 37. Aunque el alfar que dependería del gran centro de Tritium, estaría pensado para abastecer a la ciudad de Libia. Su cronología lo debemos situar en época Flavia y primeras décadas del s. II, aunque la presencia de cuencos ya elaborados decorados con motivos de imitación parece adelantar su origen a época neroniana.
El alfar de Calagurris (Calahorra, La Rioja)
En Calagurris se ha constado la presencia de un amplio barrio artesanal suburbano en las proximidades del Paseo del Mercadal con dos talleres de los que únicamente conocemos testares: uno en la Glorieta de Quintiliano y otro en el entorno de las calles Tilos, Chavarría y Estación. Este barrio sería amortizado por la construcción del circo y en la segunda mitad del s. I, lo que motivaría su desplazamiento. La reestructuración del barrio nos permite establecer el comienzo de los tallares calagurritanos en época flavia, perdurando hasta la mitad del s. II. Vinculado a este barrio artesanal serían varios moldes para cuencos de la forma hispánica 37 y paredes finas decoradas, ajustadores, separadores, probinas, piezas con defectos de cocción, etc. En el entorno de Calagurris se han localizado varias villas con producción alfarera que elaboraban productos para consumo interno y de la ciudad, tanto sigillata (Villa de Valroyo y Villa de La Torrecilla) con evidencias de elaboración de material latericio al igual que en las de Catarrayuela, Pozo de la Nevera, Piedra Hincada o El Calvario, etc. En sus proximidades se ubica el alfar de alfar de La Maja (Pradejón) en donde Gaius Valerius Verdullus elaboró vasos de paredes finas elaborados a molde.
El alfar de Vareia (Varea/Logroño, La Rioja)
La ciudad de Vareia era el último puerto del Ebro (Plinio, N.H. 3.3.21) desde el que se exportó por vía fluvial la mayor parte de la producción alfarera de Tritium, a pesar de ello la ciudad contó con alfares propios. En un primer lugar estos se situaron Las Eras en donde fueron amortizados por el crecimiento de la ciudad, recuperándose separadores, moldes, pruebas de alfar y desechos de cocción. La cronología de este alfar se encontraría en su inicio en época flavia y s. II. Destaca la decoración realizada a base de improntas monetales en las que aparecen los emperadores Antonino Pio, Lucio Vero y Marco Aurelio, en estos mismos cuencos encontramos la marca MA, intradecorativa.
Con posterioridad la zona alfarera se desplazó poco más de 1 km al sur de la ciudad, en el término de La Portalada. En este caso, además de ajustadores, separadores, desechos de cocción y moldes, se han localizado los restos de un horno de planta rectangular. Los moldes recuperados pertenecen a la forma hispánica 37, y entre las formas lisas destaca la hispánica.8. Cabe mencionar, por su excepcionalidad, un fragmento de molde de asas decoradas, de trulla, de la forma hispáncia 81, decorado con Cibeles-Attis. La cronología de este alfar sería posterior a la del taller de Las Eras y llegaría hasta el s. III d.C. Otros alfares, en este caso para la elaboración de material latericio ,se ubican en Prado Viejo (Laderas de La Plana), a 7 km. De Vareia. La difusión de estos alfares parecer ser estrictamente local y su entorno más inmediato.
El alfar de Bilbilis (Calatayud, Zaragoza)
El Municipium Augusta Bilbilis contó con alfares propio, a pesar de la proximidad del alfar de Villarroya de la Sierra. No se han sido localizados restos del alfar, pero sí han aparición numerosos fragmentos cerámicos pasados de cocción, dos fragmentos de moldes para la elaboración de la forma hispánica.37 y la valva inferior de un molde de lucernas Dressel 9. Su comercialización series estrictamente local y su entorno más inmediato.
El alfar de Bronchales (Teruel)
El alfar de Bronchales se sitúa a 4 km al sureste de la localidad, en la zona llamada El Endrinal. A pesar de realizarse algunas excavaciones en 1957 no se encontró ningún tipo de estructura, localizándose numerosos restos de material cerámico, es especial moldes para la elaboración de sigillata decorados con algunos de los motivos de mejor calidad de cuantos se elaboraron en las producciones hispànicas. Dentro de las formas lisas este alfar elaboró formas hispáncias 2, 15/17, 24/25, 27, 31, 35, 44 y 46, mientras entre las decoradas elaboró las formas hispánicas 29, 30 y 37a y b. La difusión regional de este taller es importante teniendo en cuenta que no es un gran centro de producción, llegando a lugares tan remotos como Valeria (Cuenca) y Valentia, documentándose también en Bilbilis y Caesaraugusta. Recientemente se ha descubierto en el término de Rodenas (Teruel), distante unos pocos kilómetros la presencia de fragmentos de sigillatae procedentes del alfar de Bronchales varios moldes que podrían sustentar la hipótesis de que nos encontremos ante un posible alfar dependiente.
El alfar de Caesaraugusta (Zaragoza)
La capital del conventus contó con un importante barrio alfarero situado en la zona occidental de la ciudad. En él se han localizado hornos con el que se elaboraron lucernas, cerámica engobada y cerámica común. Aunque no se han localizado talleres y hornos vinculados a la producción de sigillata, contamos con dos pequeños fragmentos de molde que indican su producción. Es difícil establecer la potencia que pudo tener este tipo de elaboración en la ciudad, más teniendo en cuenta que Caesaraugusta fue el gran centro logístico redistribuidos de las vajillas tritienses. No obstante, la presencia de estos moldes indica que también se elaboró en los barrios artesanales de la ciudad.
El alfar de Villarroya de la Sierra (Zaragoza)
En las proximidades de Villarroya de la Sierra se ubica una villa en proceso de excavación en la que se han localizado cuatro hornos de planta circular construidos en adobes. La producción alfarera presenta una amplia cronología desde la segunda mitad del siglo I hasta el siglo IV, elaborando la práctica totalidad del repertorio de la vajilla hispánica. Por otro lado, la escasez de cerámica común, así como de cualquier otro tipo de cerámica, parece indicar la casi exclusividad de la fabricación de sigillata que tendría en la cercana Bilbilis su principal mercado. En menor medida también se ha localizado en Turiaso (Tarazona), Arcobriga (Monreal de Ariza), Manlia “El Convento” (Mallén) y Nertobriga (La Almunia de Doña Godina).
El alfar de Pompaelo (Pamplona)
El barrio artesanal, de carácter periurbano, de Pompaelo se ubica en el entorno de la Plaza del Castillo, en el que se ha documentado la presencia de una potente industria alfarera, metalúrgica, talleres de útiles óseos, de vidrios, una curtiduría y lo que podría asociarse a una fullonica. La presencia de varios moldes para elaborar sigillata hispánica sugiere una producción alfarera que se desarrollaría desde época Flavia hasta principios del siglo III. Hay que destacar que algunos de estos moldes son exactamente iguales a los elaborados en el alfar de Bronchales, lo cual nos está hablando de un comercio de moldes.
El alfar de Abella (Lérida)
El alfar de Abella fue ser el primer taller alfarero de terra sigillata hispánica documentado en la Península Ibérica. Se sitúa en el término de “Pla d´Abella”, en la localidad de Navès, siendo dado a conocer por Serra Vilaró en 1925. Se excavaron tres hornos, habiéndose localizados otros mediante prospección magnética. Entre el material encontrado aparecieron numerosos fragmentos de desechos pasados de cocción y una gran cantidad de moldes para elaborar ejemplares de la forma hiispánica 37. El alfar también elaboró formas lisas: hispánica.4, 7, 8, 15/17, 27, 35/36 y 44. La cronología del alfarse sitúa entre el siglo II y principios del III d.C. Su difusión es principalmente local, pero también se ha documentado en Iesso (Guissona, Lérida).
El alfar de Solsona (Lérida)
Tradicionalmente este alfar se ha vinculado con el de Abella, tanto por su proximidad, como por tener productos similares, si bien hoy en día está claro que son entidades distintas, siendo también fue excavado por Serra Vilaró en 1924. A pesar de no haberse localizados hornos, sí se han encontraron estructuras asociadas, del mismo modo que numerosos restos de moldes, así como productos deformados y desechos de cocción. Los moldes corresponden a formas hispánicas 30 y 37, mientras entre las formas lisas fabricadas destacan principalmente las formas hispánicas 17, 27 y 46. Se han documentado sellos de posibles alfareros locales TER PATER y MATE ACC[…]. La cronología del alfar es similar a la de Abella, siglo II-III d.C. con un ámbito de comercialización local.
El alfar de Ilerda (Lérida)
El alfar, aunque no se ha localizado su ubicación exacta, debe situarse en una zona próxima a la catedral y al río Segre, en donde se han recuperado números fragmentos de moldes para la elaboración de sigillata, así como piezas fallidas o con defectos de cocción. El repertorio de formas producido no es muy amplio con las formas lisas hispánicas 4, 7, 8, 15/17, 27, 33 y 44; en las formas decoradas se documentan las hispánicas 13, 30, 37a y 37b. Ha aparecido una marca de alfarero, T.PMT , en una forma hispánica 33 y en una cantimplora de la forma hispánica 13, que perece corresponder con un alfarero local, en base a los estudios arqueométricos realizados. La cronología de este taller presenta dos fases: una primera entre el último cuarto del siglo I d.C. hasta mediados del siglo II d.C., y una segunda fase que se extendería hasta el siglo III d. C. La difusión de este alfar es principalmente local, aunque sea documentado también en Iesso (Guissona, Lérida).
ALFARES DEL CONVENTVS CLVNIENSIS
El alfar de Uxama (El Burgo de Osma, Soria)
El alfar se descubrió en el transcurso de las excavaciones de la Plaza de la Catedral del Burgo de Osma, localizándose un horno y material de desecho. Corresponde a un área artesanal extramuros de la ciudad de Uxama, de la que dista escasos 2 km. Se hallaron numerosos moldes y piezas defectuosas o inacabadas, así como cerámica de tradición indígena. También es posible que fabricase cerámica común y material de construcción. El repertorio formal es muy amplio, entre las formas lisas destacan las formas hispánicas 4, 7,15/17, 27 35/36 y en menor medida las formas hispánicas 2, 8, 10, 18, 24/25 y 46. Mientras que entre las formas decoradas predominan las hispánica. 29, 37a y 37 b, y en menor medida la forma mixta hispánica 29/37 si esta llegó a existir, así como las hispánicas 1,13, 20 y 30. Su actividad abarca desde los años 50-60 hasta los primeros decenios del s. II, alcanzando sus productos una gran difusión de carácter regional, distribuyéndose por las cabeceras y el valle medio del Duero., destacando Numancia, Termes, Pintia y Ávila llegando hasta Segóbriga y Valeria, así como Complutum y por el Valle del Jalón, hasta Arcobriga. alcohólica. Lo más significativo de este complejo alfarero es que podemos vincularlo al mismo la producción de alfarero Vllo.
El alfar de Gormaz (Soria)
En Gormaz, en Fuentes Chiquitas y Fuentes Grandes, se localiza un taller vinculado con el de Uxama del que dista tan solo unos 10 km, Se han descubierto dos hornos y dependencias anexas vinculadas al taller, así como numerosas piezas defectuosas y pasadas de cocción de cerámica pintada y común, siendo la terra sigillata una producción minoritaria, representada por unos pocos fragmentos de molde de las formas hispánicas 30 y 37, aunque gracias a los fragmentos de vasos recuperados y pasados de cocción o con defectos también debió elaborar ejemplares d elas formas hispanicas 29 y 29/37. Las formas lisas están representadas por las hispáncias 15/17, 27 y 35/36. La cronología de este taller parece ser muy corta, en torno a la segunda mitad de s. I d.C. Gracias a los análisis arqueométricos se ha podido determinar que las producciones del taller tienen la misma composición química que las de El Burgo de Osma, además de presentar similitudes decorativas, hecho que hace pensar en el total vínculo con el taller de Uxama.
El alfar de Tiermes (Soria)
Los trabajos arqueológicos desarrollados en la ciudad han permitido localizar números fragmentos de moldes para la elaboración de sigillata y la posible ubicación de varios talleres. El hallazgo de algunos fragmentos de molde de terra sigillata en la zona norte de la muralla y en torno a la ermita, confirman la existencia de un taller cerámico ubicado a las afueras de la ciudad que estuvo trabajando entre la segunda mitad del s. I y la primera mitad del s. II d. C. Existen también evidencias de la existencia de otro posible alfar en un área al exterior de las “Casas de Taracena” que fue excavado 1992 y 1993. También parece existir un área artesanal al norte del Foro determinado por la presencia de un gran testar, que desarrollaría su actividad en el último cuarto del siglo I d. C., sin embargo, para otros autores sería un basurero.
ALFARES DEL CONVENTVS TARRACONENSIS
El alfar de Ermedás (Cornellà del Terri, Girona)
El alfar está situado en la parte baja de la localidad de Ermedàs, cuya excavación ha proporcionado doce hornos, balsas de decantación y numeroso material cerámico: cerámica común, terra sigillata hispánica, imitación de paredes finas, ánforas y material de construcción. En cuanto a la sigillata se elaboraronlas formas lisas hispánicas 15/17, 24/25, 27 y 35/36, mientras en las formas decoradas destaca la forma hispánica 37. La cronología de este taller se sitúa entre la mitad del s. I y finales del s, II d.C., con una difusión estrictamente local.
El alfar de Mont-roig del Camp (Tarragona)
El alfar se localizó durante la construcción de un velódromo, localizándose dos balsetas y una gran escombrera con numerosos restos de materiales cerámicos pertenecientes a la producción cerámica allí elaborados, destacando varios fragmentos de moldes, vasos, carretes separadores y fragmentos cerámicos con defectos de cocción. El repertorio tipológico es muy limitado con ejemplares lisos de las formas hispánicas 7, 15/17 y 27 así como vasos decorados de la forma hispánica 37. El alfar estuvo activo desde finales del s. I hasta inicios del s. III. La difusión de este alfar es desco enas unos 30 km.
El alfar de Sabadell (Barcelona)
El taller vinculado a la villa de Arrahona, se localizó a principios del siglo XX en el Santuario de Nuestra Señora de la Salut, al noroeste de Sabadell. Las excavaciones realizadas localizaron cuatro hornos destinados principalmente a la elaboración de dolias y ánforas, así como numerosos desechos de cocción, entre los que se hallaron siete fragmentos de molde para las formas hispanas 29 y 37, junto a numerosos ejemplares que presentaban la misma decoración y, por lo tanto,debían proceder de estos moldes. Aparecen también piezas con defectos de cocción. La cronología del alfar se situaría entre el último cuarto del siglo I y el siglo II d.C. Es probable que sus productos apenas superarán el ámbito local de distribución.
ALFARES DEL CONVENTVS CARTHAGINENSIS
El alfar de Segobriga (Saelices, Cuenca)
Aunque no se ha determinado la ubicación del alfar o estructuras asociadas a la producción de cerámica, si se han localizado varios 12 moldes encontrados de forma diseminada por toda la ciudad, en algunos casos como parte de colmatación en rellenos y en otros, abandonados en distintos espacios, principalmente para elaborar ejemplares de la forma hispánica 37a. La cronología del taller es sitúa entre finales del s. I y el s. II. A falta de un estudio global sobre la sigillata hispánica aparecida en Segrobriga, sí puede asegurarse que elaborase alguna forma propia, como una jarra de libaciones.